Cada vez son más los procedimientos que superan la tradicional contraindicación de evitar el sol antes o después de su realización.
“Llegar bien al verano” fue el mantra repetido durante décadas en que los tratamientos estéticos – y en especial aquellos que actúan sobre la piel del rostro – estuvieron reservados a los meses de frío. El progresivo viraje hacia procedimientos menos invasivos, de recuperación inmediata y en los que el sol no interfiere, cambió las cosas y hoy el verano puede ser aprovechado para ponerse al día con la estética personal.